Pasión de Amor
Por: Constanza Schravesande
La película pasión de Amor nos muestra una realidad innegable, el mundo está lleno de estereotipos y etiquetas que el hombre ha creado desde el comienzo de la historia, entre ellas se encuentran la belleza y desgraciadamente, la fealdad. ¿Desgraciadamente? ¿Existiría la belleza si no existiera la fealdad? ¿Podríamos apreciar lo bello?
Estoy convencida de que no existe algo que sea cien por ciento bello, nada puede llegar a tal perfección. Estoy convencida que tampoco existe algo cien por ciento feo, el ejemplo mas perfecto de la fealdad tiene en sí algo bello. Por ejemplo, la mujer de Pasión de Amor (Fosca) había sido desgraciada con un físico creador de una etiqueta de fealdad que ya estaba marcada en su esencia, sin tener la oportunidad de demostrar lo contrario, ella se lo creía, las personas lo creían. En realidad, la mujer poseía un don de los cuales la mayoría de las personas carecen y desean, el don de estar en contacto con las emociones. La sociedad ha hecho que construyamos miles de barreras en nuestro interior, o nosotros las creamos, creyendo que es lo adecuado, o creyendo que así nadie nos puede lastimar, nos sentimos intocables, … mentira. ¿Por qué tenemos que ocultar nuestras emociones o controlarlas? Si una mujer acaba de perder a un hijo, que mas bello que gritar hasta que todo el mundo escuche el sentimiento de dolor, derramar lágrimas hasta no tener mas. Que mas bello que amar con locura, o dejar que todo nos toque el corazón. Fosca poseía la belleza de las emociones en su estado mas completo, y la normalidad tomaba ese don como una enfermedad que se iba apoderando de su alma hasta matarla. ¿Qué es la normalidad? No es si no una palabra absurda que nos hace infelices, que nos hace apagar nuestras emociones, que nos hace ser parte de una etiqueta y nos hace etiquetar al mundo, dejando atrás la originalidad, la autenticidad, la diversidad de colores que nos ofrece la verdadera vida que escondemos, la normalidad nos oprime y obscurece toda la belleza que cargamos dentro de nosotros.
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